lunes, 12 de febrero de 2018

Querida gente blanca


Dear white people (querida gente blanca, en español) es la "nueva" serie de Netflix basada en la película homónima lanzada en el año 2014. Trata sobre el racismo que se da en los campus universitarios en Estados Unidos, y sobre cuán lejos estamos de desterrar este tipo de discriminación de nuestra sociedad. Cuenta con tan solo diez capítulos de media hora cada uno, por lo cual tengo que decirte que es posible que en un día termines de ver toda la primera temporada (la segunda todavía no se publica). Es adictiva. La buena noticia es que tan pronto como termines de ver la serie, vas a tener disponible la película original (maratoneé la serie antes de enterarme de que existía el largometraje, así que cuando terminé el último capítulo, salí corriendo a verlo).

La historia comienza cuando en el campus al que asisten los protagonistas se organiza un evento al cual se supone que todas las personas asistentes tienen que ir disfrazadas de "negros famosos". Esto genera mucha indignación entre los estudiantes "de color", los cuales deciden irrumpir en la fiesta y armar un escándalo. Nuestra protagonista, Samantha White (Logan Browning), es locutora de uno de los programas de radio más famosos del campus, llamado Querida gente blanca (Dear White People). Mediante este, se encarga de hacer justicia en una institución en la cual la mayoría de los estudiantes son blancos y los alumnos de color son destinados a un mismo edificio universitario, "aislados" de los demás.
Samantha White
Dear white people me hizo reflexionar sobre las muchas veces que prejuzgué a una persona por su aspecto físico. En una sociedad en la que el temor es moneda corriente, nos enseñan a tenerle miedo a un color de piel, a pensar que el "negro" es el malo, el que nos va a robar, el que nos va a matar. Nos enseñan a estar todos en contra de todos. Claro, a los que están en el poder les conviene. En una Argentina que va rumbo a convertirse en un desastre latinoamericano, lo peor que podemos hacer es temerle a un color de piel y encasillarnos los unos a los otros basándonos en ese parámetro. Esta práctica es prehistórica, y está demostrado históricamente que las etiquetas lo único que hacen es fomentar el odio entre las personas. El diferente es el malo. No hay tonos de grises, solo blancos y negros. 

Te recomiendo esta serie solo si no sos de los que piensan que también hay discriminación racial hacia los blancos; de lo contrario, estoy segura de que no te va a gustar. "Ébano y Marfil, cantan Stevie Wonder y Paul Mccartney, viven juntos en perfecta armonía, lado a lado en las teclas de mi piano, oh, Señor, ¿por qué nosotros no?"




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